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Putin moviliza reservistas y la amenaza nuclear en Ucrania vuelve al centro de la mesa

Tras una áspera realidad en los últimos días, en los que Rusia ve como pierde importantes terrenos que tomó a la fuerza en Ucrania, y después de siete meses de ofensiva, el presidente Vladimir Putin escaló el miércoles el conflicto en Ucrania, movilizando a cientos de miles de reservistas y amenazando con recurrir al arma nuclear.

A principios de septiembre, las cosas cambiaron sorpresivamente: las fuerzas ucranianas, armadas por Occidente, obligaron a los rusos a retirarse de la región de Járkov, en el noreste, y a retroceder en la cuenca del Donbás (este) y en Jersón (sur).
Además, los grandes países emergentes, cuyo apoyo espera conseguir Putin para su causa antioccidental, empezaron a mostrarse impacientes.
La pasada semana, el primer ministro indio, Narendra Modi, le dijo a Putin que no es el momento de «hacer la guerra». Y el mandatario ruso afirmó que el presidente chino, Xi Jinping, le había manifestado sus «inquietudes».
«Recibió, de los países no occidentales, la señal de que hay que terminar cuanto antes», analizó en Facebook Alexander Baunov, otrora experto del centro Carnegie de Moscú, que el gobierno ruso clausuró este año.
En el plano militar, la movilización podría ser insuficiente para cambiar la realidad en el terreno, al menos inmediatamente, pues formar, equipar y enviar a 300.000 efectivos al frente supone un enorme desafío logístico para Rusia.
Moscú muestra “debilidad”

La amenaza de Putin de recurrir al arma atómica es una advertencia que Estados Unidos dijo debe tomarse «en serio».
En un discurso a la nación, Putin, dijo estar dispuesto a utilizar «todos los medios» de su arsenal frente a Occidente, a quien acusa de «destruir» Rusia. «Esto no es un bluf», recalcó con semblante serio.
Estados Unidos denunció rápidamente una «retórica irresponsable de una potencia nuclear» y aseguró que tomaba esta amenaza «en serio».
La movilización de reservistas fue descrita en Europa como un «signo de debilidad» de Moscú, cuyo ejército se ha visto sacudido por múltiples reveses frente a las fuerzas ucranianas.
La medida marca una nueva escalada en el conflicto, iniciado el 24 de febrero, y al día siguiente del anuncio de Rusia de «referendos» de anexión en cuatro regiones del este y del sur de Ucrania a partir de este viernes.
Tras el anuncio de Putin, las páginas de las compañías aéreas recibieron una avalancha de conexiones y una petición en línea contra la movilización recibió más de 230.000 firmas.
El opositor ruso encarcelado Alexéi Navalni criticó la decisión, considerando que conducirá a «una enorme tragedia y una enorme cantidad de muertos».
En una entrevista con el canal alemán Bild TV, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dijo que «no cree» que Rusia vaya a usar armas nucleares. «No creo que el mundo deje que eso ocurra», afirmó.
“Lucha contra Occidente”

El discurso de Putin del miércoles también supone una escalada en la retórica contra los países occidentales, a los que acusó de querer «dividir y destruir» Rusia al enviar armamento a Ucrania y de someter a Moscú a un «chantaje nuclear».
Su ministro de Defensa afirmó que Rusia no lucha «tanto contra Ucrania como contra Occidente».
Ante un desgaste de su ofensiva en Ucrania, que ya entra en su octavo mes, Putin intenta subir el listón.
Aunque el impacto de una movilización parcial no cambiará mucho la situación en lo inmediato, esta medida supone un giro en el Kremlin, que buscaba preservar a la población rusa de los impactos del conflicto.
Central nuclear bombardeada

El martes, el anuncio de estos «referendos» de anexión en las zonas controladas por Moscú en Ucrania, del 23 al 27 de septiembre, ya supuso un endurecimiento de la situación.
La doctrina militar rusa prevé la posibilidad de recurrir a armas nucleares si los territorios considerados como rusos por Moscú son atacados, lo que podría ser el caso con las zonas anexadas.
Las votaciones tendrán lugar en las regiones de Donetsk y Lugansk, que conforman la cuenca del Donbás (este); y en las zonas ocupadas de Jersón y de Zaporiyia, en el sur.
La central nuclear de Zaporiyia, en el sur de Ucrania, la más grande de Europa, está en la mira. Estos últimos días las autoridades ucranianas acusaron a Rusia de haber bombardeado de nuevo el recinto.