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Una pandemia llamada Nicolás

Una pandemia llamada Nicolás

El titulo de este artículo es un plagio. Me lo robe de la calle, de cuanto expresa la gente en las calles, en los sitios de compra de alimentos, en las redes, los amigos y los familiares ante la tragedia de proporciones bíblicas que  vivimos los venezolanos.

 Venezuela toda, o casi toda, dice que  más peligrosa que el corona virus es la epidemia llamada Nicolás que ya en nuestro país se había hecho endémica desde el inicio de este desastroso régimen de Nicolás Maduro.

 La epidemia Nicolás se presenta como más destructiva que las conocidas siete o diez plagas de Egipto,  pero a Venezuela le han caído         por docenas.  En Egipto, la primera plaga que les envió Dios para castigarlos por el sometimiento del pueblo de Israel, Aaron golpeo el agua       del Nilo y lo convirtió en un rio de sangre  que torno el agua pestilente e hizo desaparecer las especies  del estuario   y llevaron la sed y la muerte.

En Venezuela, Nicolás solo tuvo que llegar al gobierno y con su incapacidad manifiesta le bastaron unos años para convertir a Venezuela en un país sediento  a causa del abandono a que sometió las instalaciones proveedoras del vital líquido. La gente disfrutaba del agua potable gracias a las represas y acueductos construidos en la muy vilipendiada cuarta república, y llego una plaga llamada revolución con una  bestia apocalíptica al frente, Nicolás, y en un abrir y cerrar de ojos nos dejaron sin agua y hoy perecemos por la falta del vital liquido.

 En cuanto a la cuarta plaga, la de las moscas, realmente es mas arrecha la de las moscas revolucionarias, mas fastidiosas que una cadena  de Nicolás y los hermanitos Rodríguez juntos,  que salen de las toneladas de basura y otros desechos domésticos regados por los cuatro costados de la Venezuela petrolera porque el servicio de  aseo urbano y domiciliario de otros tiempos lo acabo la desidia revolucionaria. Otra de las plagas de Egipto, la octava, fueron las langostas que arrasaron con todo a su paso. A los venezolanos nos cayó una plaga parecida a las langostas, especie de marabunta africana,  que no es otra que la plaga revolucionaria que arrasaron con la mas descomunal riqueza que país alguno haya podido obtener producto de la venta del petróleo, y las consecuencias han sido tales que , en medio de la pandemia del coronavirus el jefe de la plaga, Nicolás, tuvo que ir de  rodillas al FMI a pedir, por amor de Dios, que le dieran una ayudita de cinco mil millones de dólares prestados después de robarse y destruir dos billones de los verdes billetes. Los banqueros le sacaron las dos manos y le hicieron tremenda sortija. Y no podía ser para menos si sabían que igual los iban a devorar.

Se me agota el espacio y no da para enumerar todo el plaguero revolucionario, pero no puedo dejar de referirme a la novena plaga de Egipto: las tinieblas. Pero en Egipto solamente duro tres días. Aquí en Venezuela, entre el iniciador del desastre, el engendro infernal de Sabaneta de Barinas,  y su heredero o hijo putativo, Nicolás, nos trajeron la plaga de las tinieblas  en forma de apagones de hasta siete largos días con sus noches y racionamientos criminales que ya llevan once años oscureciendo a Venezuela al destruir lo que fue uno de los servicios eléctricos mas eficientes del mundo. Esta plaga revolucionaria no solo nos ha dejado sin luz sino que ha acabado con los electrodomésticos que con tanto sacrificio adquirían los venezolanos y que son irrecuperables porque la otra plaga madura de la hiperinflación no permite a las grandes mayorías adquirir esos enseres por sus elevados e inaccesibles costos.        Pero esta plaga tendrá que ser barrida y extinguida por el pueblo venezolano con la ayuda de Dios.

Emiro Antonio Albornoz Leon/

Periodista. emiroalbornozl@gmail.com

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