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Más de 128.000 personas han visitado la capilla ardiente del papa Francisco

Este número seguirá aumentando considerablemente en las próximas horas hasta, prevé Protección Civil italiana. Se espera que a las 7:00 pm se cierren las puertas de San Pedro para proceder a la ceremonia de cierre del féretro

Más de 128.000 personas han visitado la capilla ardiente del papa Francisco en la basílica de San Pedro del Vaticano para dar su último adiós al pontífice.

La Santa Sede informó que el paso de los fieles ha sido constante en las últimas horas después de que la pasada noche se mantuviera la basílica abierta hasta las 2:30 am y se volviera a reabrir a las 5:40 am para que todo el mundo que lo desease pudiera despedirse, reseñó Efe.

Este número seguirá aumentando considerablemente en las próximas horas hasta, prevé Protección Civil italiana. Se espera que a las 7:00 pm se cierren las puertas de San Pedro para proceder a la ceremonia de cierre del féretro, antes del funeral y el entierro previstos para el sábado.

La gente hace fila para entrar en la Basílica de San Pedro y rendir homenaje al difunto Papa Francisco, que yace en la Basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, este jueves – EFE/ Massimo Percossi

Las autoridades italianas calculan que en torno a 200.000 fieles asistirán el sábado al funeral por el pontífice, tras lo cual el féretro será trasladado en un cortejo fúnebre hasta la basílica de Santa María la Mayor, donde Francisco expresó su deseo de ser enterrado.

El cortejo fúnebre que llevará este sábado el cuerpo del papa Francisco desde San Pedro del Vaticano hasta la basílica de Santa María la Mayor, donde será enterrado, atravesará a paso solemne seis kilómetros del corazón de Roma en un trayecto cargado de simbolismo.

La ruta seguirá parcialmente el trazado de la antigua Via Papalis, la procesión que hacían antiguamente los pontífices tras ser designados entre San Pedro del Vaticano y la basílica de San Juan de Letrán, catedral de la diócesis de Roma.

Esta ceremonia, rescoldo de los antiguos desfiles del Imperio romano, constituía el primer acto oficial del pontífice como obispo de Roma.