“Los drones ya no son una amenaza futura: están operando hoy en América Latina. Grupos irregulares los usan contra fuerzas del Estado en Colombia, Ecuador, México. Es una nueva forma de guerra asimétrica, difícil de rastrear, y cada vez más letal.
Pero lo más grave es lo que ocurre en Venezuela.
Maduro ha entregado territorio, recursos y soberanía a Irán para fabricar drones militares, a cambio de uranio y permitir el despliegue de personal y vuelos directos desde Teherán. El país se ha convertido en una plataforma de amenaza regional, no solo por lo que hace, sino por lo que habilita.
Más allá de las redes de narcotráfico, la alianza con Irán representa otro amenaza desde Venezuela para la región: se trata de drones, uranio, y redes terroristas con pasaportes venezolanos.


No exagero: esta alianza entre Caracas y Teherán es una provocación activa. A 2.000 km de Miami, con vuelos militares, materiales nucleares y tecnología bélica, el Caribe vuelve a ser un tablero de confrontación global”